Lengua y literatura

Primer Semestre. Lengua y Literatura.Tema1


Tema1 Narrativa Épica: En esta sección encontrarás las producciones escritas que marcaron los albores de la narrativa universal. Los poemas épicos repletos de héroes y hazañas y los cantares de gesta que acompañaron a los caballeros de las primeras novelas españolas.
Poema Épico: La narrativa representa una modalidad de texto escrito en que el autor plantea un relato que puede ser descrito con diferentes matices derivados de los diferentes géneros literarios   (Poesía, narrativa, cuento y gramática). En el caso de los poemas épicos la narrativa representa un género poético con un tono y estilo pomposo presentado con majestuosidad.
Análisis Contextual: Las musas eran nueve diosas hijas del dios Zeus y Mnemosine, la diosa de la memoria. Las musas presidían las Artes y las Ciencias y se creía que inspiraban a los artistas, especialmente a poetas, filósofos y músicos. Calíope era la musa de la Poesía épica, Clío la de la Historia, Euterpe de la Poesía lírica, Melpómene de la Tragedia, Terpsícore de la Música y la Danza, Erato de la Poesía amorosa, Polimnia de la Poesía sagrada, Urania de la Astronomía y Talía de la Comedia.

                                                                                      
Primavera de Botticelli

Hermes con Dionisio
                                          
                                                                                                    Se decía que eran las compañeras de las Gracias y de Apolo, el dios de la música.  Ellas se sentaban junto al trono de Zeus rey de los dioses, y cantaban su grandeza, el origen del mundo y sus habitantes, así como las gloriosas hazañas de los héroes. Se las veneraba en toda la antigua Grecia, especialmente en el Helicón, Beocia, y en Pieria, Macedonia.
Los primitivos habitantes de Grecia, los pueblos de las civilizaciones egea y micénica, tenían una literatura oral compuesta en su mayor parte por canciones referentes a las guerras, las cosechas y los ritos funerarios. Los helenos se apropiaron de estas canciones en el segundo milenio a.C. y aunque no se conoce la existencia de fragmentos, el arte posterior de los aedos (cantores de baladas) que celebraron las acciones de los héroes se desarrolló a partir de ellos. 
Tebas
 A su vez, las baladas folclóricas fueron la base de la poesía épica griega. En la narrativa épica se presentan con frecuencia los fenómenos sobrenaturales que configuran la acción, y son muy comunes las descripciones de batallas y combates físicos. La métrica utilizada en la versificación es el hexámetro dactílico utilizado en varios poemas épicos posteriores, algunos de cuyos fragmentos se conservan.
Biografía: Homero, nombre tradicionalmente asignado al famoso autor de la Iliada y la Odisea, las dos grandes epopeyas de la antigüedad griega. Nada se sabe de su persona, y de hecho algunos ponen en duda que sean de él estas dos obras. Sin embargo, los datos lingüísticos e históricos de que se dispone, permiten suponer que los poemas fueron escritos en los asentamientos griegos de la costa oeste de Asia Menor, hacia el siglo IX a.C.
 Homero

Es importante entender que los poemas épicos no son historias más o menos divertidas de héroes reales o legendarios; son mucho más que eso: expresan el carácter o los ideales de todo un pueblo en un momento de su historia. Las más representativas obras del género son la Iliada y la Odisea.

Las características que definen al héroe de un poema épico son más nacionales que individuales y la manifestación de estos rasgos en sus hazañas heroicas se propone satisfacer el orgullo nacional. En otros momentos la épica puede sintetizar los ideales de un gran movimiento religioso o cultural. Toda la acción debe girar en torno a un acontecimiento principal. Tal es el caso de obras como la Divina comedia de Dante, que refleja la fe de la Cristiandad durante la edad media.

Hay un importante número de parlamentos con un lenguaje muy elaborado. Con mucha menor frecuencia se presentan situaciones cotidianas. Por ello es necesaria la inspiración y planificación del argumento, que los escritores atribuían a la presencia de estas mágicas criaturas capaces de orientar los argumentos y tramas de las obras. La narrativa épica relata sucesos legendarios o históricos de importancia nacional o universal. Casi siempre se centra en un individuo: el héroe; las acciones y descripciones del héroe le dan unidad a la narración.
Tabla de dioses griegos.
Dioses Griegos:
NOMBRE GRIEGO
NOMBRE ROMANO
PAPEL EN LA MITOLOGÍA
Afrodita
Venus
Diosa de la belleza y del deseo sexual (en la mitología romana, diosa de los campos y jardines)
Apolo
Febo
Dios de la profecía, la medicina y la arquería (mitología grecorromana posterior: dios del Sol)
Ares
Marte
Dios de la guerra
Artemisa
Diana
Diosa de la caza (mitología grecorromana posterior: diosa de la Luna)
Asclepio
Esculapio
Dios de la medicina
Atenea
Minerva
Diosa de las artes y oficios, y de la guerra; auxiliadora de los héroes (mitología grecorromana posterior: diosa de la razón)
Cronos
Saturno
Dios del cielo; soberano de los titanes (mitología romana: dios de la agricultura)
Démeter
Ceres
Diosa de los cereales
Dionisio
Baco
Dios del vino y de la vegetación
Eros
Cupido
Dios del amor
Gaya
Tierra
Madre Tierra
Hefesto
Vulcano
Dios del fuego; herrero de los dioses
Hera
Juno
Diosa del matrimonio y de la fertilidad; protectora de las mujeres casadas; reina de los dioses
Hermes
Mercurio
Mensajero de los dioses; protector de los viajeros, ladrones y mercaderes
Hestia
Vesta
Guardiana del hogar
Hipnos
Sueño
Dios del sueño
Hades
Plutón
Dios de los mundos subterráneos; señor de los muertos
Poseidón
Neptuno
Dios de los mares y de los terremotos
Rea
Ops
Esposa de Cronos/Saturno; diosa madre
Urano
Urano
Dios de los cielos; padre de los titanes
Zeus
Júpiter
Soberano de los dioses olímpicos
Los héroes de la poesía épica han sido motivo de inspiración y se han tornado en referencia de las acciones de los hombres en su quehacer cotidiano. Las acciones de Aquiles, Odiseo, Agamenón, París, Héctor, Áyax entre otros héroes de la épica evocan actitudes de valentía, audacia y decisión que encanta y atrapa a niños, jóvenes y adultos a través de sus hazañas dignas de evocar y repetir así sea en el ámbito de la fantasía. Cualquier poema épico es un viaje en el que el personaje se desplaza hacia un lugar previsto o no previsto. El héroe ve desfilar muchos personajes por un sinfín de ambientes. La Ilíada es un viaje que sólo descubrimos a la llegada del héroe después de cumplir su periplo. La Ilíada se inicia en la ciudad de Micenas donde reinaba Meneláo, esposo de Helena que es una bella mujer que fue raptada por Paris. El tránsito de la historia va desde la ciudad de Troya donde se encuentran las naves aqueas bordeando la llanura. Hay intervención de dioses, semidioses, ninfas, sacerdotisas, y mitos que agilizan las acciones del héroe. En las epopeyas el narrador lo sabe todo de antemano. Autor y narrador son uno solo. Es lo que se llama un narrador omnisciente. Conoce el paisaje, los personajes, sus acciones, sus caracteres, reacciones, costumbres y maneras de hacer la guerra.
Actividades:
1.- Interpreta el presente relato de Helena de Troya:
Helena de Troya, en la mitología griega, la mujer más bella de Grecia, hija del dios Zeus y de Leda, mujer del rey Tindáreo de Esparta. De niña fue raptada por el héroe Teseo, quien esperó el tiempo necesario para casarse con ella, pero sus hermanos, Cástor y Pólux, la rescataron. Más tarde, su fatal belleza fue la causa directa de la guerra de Troya.
La historia de los diez años de conflicto comenzó cuando las tres diosas Hera, Atenea y Afrodita le pidieron al príncipe troyano Paris que eligiera a la más hermosa de ellas. Después de que cada una de las diosas hizo lo posible por influir en su decisión, Paris otorgó la manzana de oro a Afrodita, quien le había prometido el amor de una mujer de insuperable belleza. Poco después, Paris zarpó hacia Grecia, donde lo recibieron cálidamente Helena y su marido, Menelao, rey de Esparta. Lamentablemente Helena, la más bella de su sexo, fue el premio destinado a Paris. Aunque vivía feliz con Menelao, cayó bajo la influencia de Afrodita y permitió que Paris la persuadiera para fugarse con él, llevándosela fuera de su ciudad.        
2.- Defina  y explique las principales características de los poemas épicos.

Primer Semestre. Lengua y Literatura. Tema2


Tema2   Cantares de gesta y novelas de caballería
Don Quijote de la Mancha
Personalidad de Don Quijote:
Muchos episodios del Quijote ejemplifican otros tantos casos de amor. Representa una concepción del amor caballeresco sustentada en la tradición del amor cortés. Por eso, antes de cada aventura, don Quijote invoca siempre a su amada Dulcinea y pide su amparo, porque ella es su señora y por ella se fortalecen las virtudes del caballero. En este sentido, Dulcinea del Toboso es uno de los ideales más sublimes de cuantos ha creado la mente humana. Don Quijote es un caballero andante para defender la justicia en el mundo y desde el principio aspira a ser personaje literario.

Hace el bien y vive la vida como una obra de arte. Se propone acometer "todo aquello que pueda hacer perfecto y famoso a un andante caballero". Imita al Amadís de Gaula, a quien don Quijote emula en la penitencia de Sierra Morena. En la segunda parte don Quijote ya es personaje literario —protagonista de la primera—, en la tercera busca sobre todo el reconocimiento. Y lo encuentra en quienes han leído la primera parte: Sansón Carrasco, los duques.... Ni siquiera cuando es vencido por el Caballero de la Blanca Luna y tiene que abandonar la caballería andante renuncia a su concepción de la vida como obra de arte: piensa en hacerse pastor.
La locura del protagonista es un permanente juego. Don Quijote finge estar loco y decide jugar a caballero andante. Para ello acude a los libros de caballerías, transforma la realidad y la acomoda a su ficción caballeresca: imagina castillos donde hay ventas, ve gigantes en molinos de viento.., y cuando se produce el descalabro también lo explica según el código caballeresco: los malos encantadores le han escamoteado la realidad, envidiosos de su gloria. El relato empieza: “En un lugar de la Mancha de cuyo nombre no quiero acordarme, no ha mucho tiempo vivía un hidalgo". Con estas palabras Cervantes destaca que los hechos que va a contar no ocurrieron en tierras lejanas, como las historias de la caballería andante, sino muy cerca, en La Mancha, ni tampoco en tiempos remotos, sino ayer mismo. Se han dado muchas explicaciones a este comienzo de la novela: un octosílabo de un romance anónimo, negativa a decir el nombre del pueblo natal de don Quijote por deseo de incluir a toda La Mancha, comienzo característico de los cuentos populares, rechazo del autor al pueblo donde supuestamente estuvo preso y comenzó la novela. Cervantes no especifica la cuna, ni la genealogía, ni el nombre exacto de don Quijote para que pueda caminar libre de todo determinismo, creando su propia realidad. Por eso a partir del Quijote la vida del personaje literario será más libre. Porque, como señala Carlos Fuentes, Cervantes ha puesto a dialogar a Amadís de Gaula con Lazarillo de Tormes y en el proceso ha disuelto para siempre la interpretación unívoca del mundo.

Capítulo 1 de Don Quijote de la Mancha
Que trata de la condición y ejercicio del famoso hidalgo D. Quijote de la Mancha.

En un lugar de la Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme, no ha mucho tiempo que vivía un hidalgo de los de lanza en astillero, adarga antigua,
rocín flaco y galgo corredor. Una olla de algo más vaca que carnero, salpicón las más noches, duelos y quebrantos los sábados, lentejas los viernes, algún palomino de añadidura los domingos, consumían las tres partes de su hacienda. El resto della concluían sayo de velarte, calzas de velludo para las fiestas con sus pantuflos de lo mismo, los días de entre semana se honraba con su vellori de lo más fino.
Tenía en su casa una ama que pasaba de los cuarenta, y una sobrina que no llegaba a los veinte, y un mozo de campo y plaza, que así ensillaba el rocín como tomaba la podadera. Frisaba la edad de nuestro hidalgo con los cincuenta años, era de complexión recia, seco de carnes, enjuto de rostro; gran madrugador y amigo de la caza. Quieren decir que tenía el sobrenombre de Quijada o Quesada (que en esto hay alguna diferencia en los autores que
deste caso escriben), aunque por conjeturas verosímiles se deja entender que se llama Quijana; pero esto importa poco a nuestro cuento; basta que en la narración dél no se salga un punto de la verdad.  Es, pues, de saber, que este sobredicho hidalgo, los ratos que estaba ocioso (que eran los más del año) se daba a leer libros de caballerías con tanta afición y gusto, que olvidó casi de todo punto el ejercicio de la caza, y aun la administración de su hacienda; y llegó a tanto su curiosidad y desatino en esto, que vendió muchas hanegas de tierra de sembradura, para comprar libros de caballerías en que leer; y así llevó a su casa todos cuantos pudo haber dellos; y de todos ningunos le parecían tan bien como los que compuso el famoso Feliciano de Silva: porque la claridad de su prosa, y aquellas intrincadas razones suyas, le parecían de perlas; y más cuando llegaba a leer aquellos requiebros y cartas de desafío, donde en muchas partes hallaba escrito: la razón de la sinrazón que a mi razón se hace, de tal manera mi razón enflaquece, que con razón me quejo de la vuestra fermosura, y también cuando leía: los altos cielos que de vuestra divinidad divinamente con las estrellas se fortifican, y os hacen merecedora del merecimiento que merece la vuestra grandeza.
Con estas y semejantes razones perdía el pobre caballero el juicio, y desvelábase por entenderlas, y desentrañarles el sentido, que no se lo sacara, ni las entendiera el mismo Aristóteles, si resucitara para sólo ello. No estaba muy bien con las heridas que don Belianis daba y recibía, porque se imaginaba que por grandes maestros que le hubiesen curado, no dejaría de tener el rostro y todo el cuerpo lleno de cicatrices y señales; pero con todo alababa en su autor aquel acabar su libro con la promesa de aquella inacabable aventura, y muchas veces le vino deseo de tomar la pluma, y darle fin al pie de la letra como allí se promete; y sin duda alguna lo hiciera, y aun saliera con ello, si otros mayores y continuos pensamientos no se lo estorbaran.

Tuvo muchas veces competencia con el cura de su lugar (que era hombre docto graduado en Sigüenza), sobre cuál había sido mejor caballero, Palmerín de Inglaterra o Amadís de Gaula;
maese Nicolás, barbero del mismo pueblo, decía que ninguno llegaba al caballero del Febo, y que si alguno se le podía comparar, era don Galaor, hermano de Amadís de Gaula, porque tenía muy acomodada condición para todo; que no era caballero melindroso, ni tan llorón como su hermano, y que en lo de la valentía no le iba en zaga.
En resolución, él se enfrascó tanto en su lectura, que se le pasaban las noches leyendo de claro en claro, y los días de turbio en turbio, y así, del poco dormir y del mucho leer, se le secó el cerebro, de manera que vino a perder el juicio. Llenósele la fantasía de todo aquello que leía en los libros, así de encantamientos, como de pendencias, batallas, desafíos, heridas, requiebros, amores, tormentas y disparates imposibles, y asentósele mismo de tal modo en la imaginación que era verdad toda aquella máquina de aquellas soñadas invenciones que leía, que para él no había otra historia más cierta en el mundo.
Decía él, que el Cid Ruy Díaz había sido muy buen caballero; pero que no tenía que ver con el caballero de la ardiente espada, que de sólo un revés había partido por medio dos fieros y descomunales gigantes. Mejor estaba con Bernardo del Carpio, porque en Roncesvalle había muerto a Roldán el encantado, valiéndose de la industria de Hércules, cuando ahogó a Anteo, el hijo de la Tierra, entre los brazos. Decía mucho bien del gigante Morgante, porque con ser de aquella generación gigantesca, que todos son soberbios y descomedidos, él solo era afable y bien criado; pero sobre todos estaba bien con Reinaldos de Montalbán, y más cuando le veía salir de su castillo y robar cuantos topaba, y cuando en Allende robó aquel ídolo de Mahoma, que era todo de oro, según dice su historia. Diera él, por dar una mano de coces al traidor de Galalón, al ama que tenía y aun a su sobrina de añadidura. (Narrativa Épica)

En efecto, rematado ya su juicio, vino a dar en el más extraño pensamiento que jamás dio loco en el mundo, y fue que le pareció convenible y necesario, así para el aumento de su honra, como para el servicio de su república, hacerse caballero andante, e irse por todo el mundo con sus armas y caballo a buscar las aventuras, y a ejercitarse en todo aquello que él había leído, que los caballeros andantes se ejercitaban, deshaciendo todo género de agravio, y poniéndose en ocasiones y peligros, donde acabándolos, cobrase eterno nombre y fama.
Imaginábase el pobre ya coronado por el valor de su brazo por lo menos del imperio de Trapisonda: y así con estos tan agradables pensamientos, llevado del estraño gusto que en ellos sentía, se dió priesa a poner en efecto lo que deseaba. Y lo primero que hizo, fue limpiar unas armas, que habían sido de sus bisabuelos, que, tomadas de orín y llenas de moho, luengos siglos había que estaban puestas y olvidadas en un rincón. Limpiólas y aderezólas lo mejor que pudo; pero vió que tenían una gran falta, y era que no tenía celada de encaje, sino morrión simple; mas a esto suplió su industria, porque de cartones hizo un modo de media celada, que encajada con el morrión, hacía una apariencia de celada entera.

Es verdad que para probar si era fuerte, y podía estar al riesgo de una cuchillada, sacó su espada, y le dió dos golpes, y con el primero y en un punto deshizo lo que había hecho en una semana: y no dejó de parecerle mal la facilidad con que la había hecho pedazos, y por asegurarse de este peligro, lo tornó a hacer de nuevo, poniéndole unas barras de hierro por de dentro de tal manera, que él quedó satisfecho de su fortaleza; y, sin querer hacer nueva experiencia de ella, la diputó y tuvo por celada finísima de encaje.

Fue luego a ver a su rocín, y aunque tenía más cuartos que un real, y más tachas que el caballo de Gonela, que tantum pellis, et ossa fuit , le pareció que ni el Bucéfalo de Alejandro, ni Babieca el del Cid con él se igualaban. Cuatro días se le pasaron en imaginar qué nombre le podría: porque, según se decía él a sí mismo, no era razón que caballo de caballero tan famoso, y tan bueno él por sí, estuviese sin nombre conocido; y así procuraba acomodársele, de manera que declarase quien había sido, antes que fuese de caballero andante, y lo que era entones: pues estaba muy puesto en razón, que mudando su señor estado, mudase él también el nombre; y le cobrase famoso y de estruendo, como convenía a la nueva orden y al nuevo ejercicio que ya profesaba: y así después de muchos nombres que formó, borró y quitó, añadió, deshizo y tornó a hacer en su memoria e imaginación, al fin le vino a llamar ROCINANTE, nombre a su parecer alto, sonoro y significativo de lo que había sido cuando fue rocín, antes de lo que ahora era, que era antes y primero de todos los rocines del mundo.

Puesto nombre y tan a su gusto a su caballo, quiso ponérsele a sí mismo, y en este pensamiento, duró otros ocho días, y al cabo se vino a llamar DON QUIJOTE, de donde como queda dicho, tomaron ocasión los autores de esta tan verdadera historia, que sin duda se debía llamar Quijada, y no Quesada como otros quisieron decir. Pero acordándose que el valeroso Amadís, no sólo se había contentado con llamarse Amadís a secas, sino que añadió el nombre de su reino y patria, por hacerla famosa, y se llamó Amadís de Gaula, así quiso, como buen caballero, añadir al suyo el nombre de la suya, y llamarse DON QUIJOTE DE LA MANCHA, con que a su parecer declaraba muy al vivo su linaje y patria, y la honraba con tomar el sobrenombre della.

Limpias, pues, sus armas, hecho del morrión celada, puesto nombre a su rocín, y confirmándose a sí mismo, se dió a entender que no le faltaba otra cosa, sino buscar una dama de quien enamorarse, porque el caballero andante sin amores, era árbol sin hojas y sin fruto, y cuerpo sin alma. Decíase él: si yo por malos de mis pecados, por por mi buena suerte, me encuentro por ahí con algún gigante, como de ordinario les acontece a los caballeros andantes, y le derribo de un encuentro, o le parto por mitad del cuerpo, o finalmente, le venzo y le rindo, ¿no será bien tener a quién enviarle presentado, y que entre y se hinque de rodillas ante mi dulce señora, y diga con voz humilde y rendida: yo señora, soy el gigante Caraculiambro, señor de la ínsula Malindrania, a quien venció en singular batalla el jamás como se debe alabado caballero D. Quijote de la Mancha, el cual me mandó que me presentase ante la vuestra merced, para que la vuestra grandeza disponga de mí a su talante?
¡Oh, cómo se
holgó nuestro buen caballero, cuando hubo hecho este discurso, y más cuando halló a quién dar nombre de su dama! Y fue, a lo que se cree, que en un lugar cerca del suyo había una moza labradora de muy buen parecer, de quien él un tiempo anduvo enamorado, aunque según se entiende, ella jamás lo supo ni se dió cata de ello. Llamábase Aldonza Lorenzo, y a esta le pareció ser bien darle título de señora de sus pensamientos; y buscándole nombre que no desdijese mucho del suyo, y que tirase y se encaminase al de princesa y gran señora, vino a llamarla DULCINEA DEL TOBOSO, porque era natural del Toboso, nombre a su parecer músico y peregrino y significativo, como todos los demás que a él y a sus cosas había puesto.
Actividades:
Desarrolla las presentes actividades en una hoja de examen, colócale  semestre, tú nombre y cédula de Identidad y entrégalo para ser evaluado.
1.-  Los Arcaísmos: se usa para designar un término léxico o un elemento gramatical utilizado en el pasado en la mayor parte del dominio del español pero que actualmente ha desaparecido del habla cotidiana de la mayoría de hablantes, y sólo es usado en ciertos contextos, en ciertas variantes aisladas, y que aunque en general es entendido por los hablantes no tiene un uso amplio en la mayoría de variedades de la lengua.
Escribe los Arcaísmos que encontraste en este tema.
2.- Qué opina Miguel de Cervantes sobre los autores de las novelas de Caballería.
3.- Cuales son las características que definen a Dulcinea.

Primer Semestre. Lengua y Literatura. Tema N° 3

El Popol Vuh es el libro sagrado de los Mayas. Tiene una estructura fundamental dividida en tres partes:
La primera es una descripción de la creación del mundo y del origen del hombre, que después de varios fracasos fue hecho de maíz, el alimento que constituía la base de su alimentación.
La segunda parte trata de las aventuras de los jóvenes semidioses Hunahpú e Ixbalanqué   que termina con el castigo de los malvados, y de sus padres sacrificados por los genios del mal en su reino sombrío de Xibalbay.


Tema n° 3    Literatura precolombina: El Popol Vuh
El “Popol Vuh” es el libro sagrado de los indios quichés que habitaban en la zona de Guatemala, también conocido como: Las antiguas historias del Quiché.
Se explicaba en él el origen del mundo y de los indios mayas. También se relataba la historia de todos los soberanos de los Mayas. Es un libro mágico que recoge las tradiciones más importantes de nuestras etnias indígenas centroamericanas.
Popol es una palabra Maya que significa reunión, comunidad, casa común, junta y Vuh significa: libro, papel, árbol de cuya corteza se hacía el papel.
Es así que Popol Vuh representa el libro de la comunidad para los Mayas.
 Análisis Contextual

Popol Vuh , texto maya del siglo XVI (Quiché, Guatemala) vertido al español por el fraile dominicano Francisco Jiménez (comienzos siglo XVIII); Carl Scherzer lo tradujo al alemán (Viena, 1857). Hoy se conoce por la traducción al francés (París, 1861) del abate Brasseur de Bourbourg, quien lo llevó a Europa como parte de su colección americana; ahora se encuentra en la Biblioteca Newberry de Chicago.
El erudito Adrián Recinos comparó y corrigió las versiones para elaborar una nueva traducción (1946), fruto de una ardua investigación y profundo conocimiento de la lengua original. Recinos explica: "El documento… contiene las ideas cosmogónicas y las tradiciones de este pueblo, la historia de sus orígenes y la cronología de sus reyes, hasta el año 1550".
El libro es esencialmente una descripción del conjunto de tradiciones de quienes habitaban la región guatemalteca; también en él aparecen agregadas algunas ideas cristianas, es muy probable que el autor conociera misioneros católicos que influenciaron el relato, o que él mismo estuviera expuesto a sus ideas las mezclara en lo que se llama “
sincretismo”.
No se conoce el nombre del autor  pero por datos tomados del contenido de la obra, se supone que fue escrito en 1544.
Originalmente fue escrito en piel de venado por su autor, luego fue transcripto al latín por Fray Alonso del Portillo de Noreña en el año 1542.  La versión española fue realizada sobre este último texto en el siglo XVIII (1701) por el fraile dominico  Francisco Ximénez que se había establecido en Santo Tomás Chichicastenango. Y "Popol Vuh" lo llamó un estudioso de temas americanistas, que en el siglo XIX lo tradujo al francés,
Charles Etienne Brasseur de Bourbourg. hay allí una conjunción de religión, mitología, historia, costumbres y leyenda.
La tercera parte es una historia detallada referida al origen de los pueblos indígenas de Guatemala, sus emigraciones, su distribución en el territorio, sus guerras y el predominio de la raza quiché sobre las otras hasta poco antes de la conquista española. Describe también la historia de los Reyes y la historia de conquistas de otros pueblos.

En sus inicios el texto narra lo siguiente:
Este es el principio de la antiguas historias de este lugar llamado Quiché. Aquí escribiremos y comenzaremos las antiguas historias, el principio y origen de todo lo que se hizo en la ciudad de Quiché, por las tribus de la nación quiché.
Y aquí traeremos la manifestación, la publicación y la narración de lo que estaba oculto, la revelación por Tzacol, Bitol, Alom, Qaholom , que se llaman Hunahpú-Vuch, Hunahpú-Utiú, Zaqui-Nimá-Tziís, Tepeu, Gucumatz, u Qux Cho, u Qux Paló, Ah Raxá Lac, Ah Raxá Tzel, así llamados. Y [al mismo tiempo] la declaración, la narración conjuntas de la Abuela y el Abuelo cuyos nombres son Ixpiyacoc e Ixmucané, amparadores y protectores, dos veces abuela, dos veces abuelo, así llamados en las historias quichés, cuando contaban todo lo que hicieron en el principio de la vida, el principio de la historia.
Esto lo escribiremos ya dentro de la ley de Dios, en el Cristianismo, lo sacaremos a luz, porque ya no se ve el Popo Vuh , así llamado, donde se veía claramente la venida del otro lado del mar, la narración de nuestra oscuridad, y se veía claramente la vida.

Existía el libro original, escrito antiguamente, pero su vista está oculta al investigador y al pensador. Grande era la descripción y el relato de cómo se acabó de formar todo el cielo y la tierra, cómo fue formado y repartido en cuatro partes, cómo fue señalado y el cielo fue medido y se trajo la cuerda de medir y fue extendida en el cielo y en la tierra, en los cuatro ángulos, en los cuatro rincones, como fue dicho por el Creador y el Formador, la madre y el padre de la vida, de todo lo creado, el que da la respiración y el pensamiento, la que da a luz a los hijos, el que vela por la felicidad de los pueblos, la felicidad del linaje humano, el sabio, el que medita en la bondad de todo lo que existe en el cielo, en la tierra, lagos y mar.

Notas de Adrián Recinos:
Tzacol, Bitol, el Creador y el Formador Alom, la diosa madre, la que concibe los hijos, de al, hijo , alán, dar a luz. Qaholom, el dios padre que engendra los hijos, de qahol, hijo del padre, qaholaj, engendrar. Madre y padre los llama Ximénez; son el Gran Padre y la Gran Madre, así llamados por los indios, según refiere Las Casas, y que estaban en el cielo.
Hunahpú-Vuch, un cazador vulpeja o tacuazín (Opposum), dios del amanecer; vuch es el momento que precede al amanecer. Hunahpú-Vuch, es la divinidad en potencia femenina, según Seler. Hunahpú-Utiú, un cazador coyote, variedad de lobo (Canis latrans), dios de la noche, en potencia masculina.
Zaqui-Nimá-Tziís, Gran pisote blanco (Nasua nasica) o coatí, encanecido por la edad, diosa madre; y su consorte Nim-Ac, Gran cerdo montés, o jabalí, ausente en este lugar por una omisión mecánica, pero invocado en el capítulo siguiente.
Tepeu, el rey o soberano, del náhualt Tepeuh, tepeuani, que Molina traduce por conquistador o vencedor en batalla; ah tepeual entre los mayas, quienes lo tomaron igualmente de los mexicanos. Gucumatz, serpiente cubierta de plumas verdes, de guc, en maya, kuk, plumas verdes, quetzal por antonomasia, y cumatz, serpiente; es la versión quiché de Kukulkán, el nombre maya de Quetzalcóatl, el rey tolteca, conquistador, civilizador y dios de Yucatán durante el período del Nuevo Imperio Maya.

El fuerte colorido mexicano de la religión de los quichés se refleja en esta pareja creadora que continúa siendo evocada a través del libro hasta que la divinidad toma forma corporal en Tohil, a quien en la Tercera Parte se identifica expresamente con Quetzalcóatl; U Qux Cho, el corazón o el espíritu de la laguna. U Qux Paló, el corazón o el espíritu del mar. Ya se verá que a la divinidad la llamaban también el Corazón del Cielo, u Qux Cah;Ah Raxá Lac, el Señor del verde plato, o sea la tierra; Ah Raxá Tzel, el Señor de la jícara verde o del cajete azul, como dice Ximénez, o sea el cielo.

El nombre Hunahpú ha sido objeto de muchas interpretaciones. Literalmente significa un cazador con cerbatana, un tirador; etimológicamente es eso mismo y es vocablo de la lengua maya, ahpú en maya es cazador, y ah ppuh ob, forma de plural, son los monteros que van a la caza, según el Diccionario de Motul. Es evidente, sin embargo, que los quichés debían tener alguna razón más plausible que esta etimología para dar ese nombre a la divinidad. El cazador en los tiempos primitivos era un personaje muy importante; el pueblo vivía de la caza y de los frutos espontáneos de la tierra antes de la invención de la agricultura. Hunahpú sería, en consecuencia, el cazador universal, que proveía al hombre de su sustento; hun tiene también en maya la acepción de general y universal.

Pero posiblemente los quichés que descendían directamente de los mayas, quisieron reproducir en el nombre Hunahpú el sonido de la palabra maya Hunab Ku, "el único dios", que servían para designar al dios principal del panteón maya, que no podía representarse materialmente, por ser incorpóreo.
La pintura de un cazador podría haber servido en los tiempos antiguos para representar el fonema Hunab Ku que encerraba una idea abstracta, la de un ser espiritual y divino. El procedimiento es común en la escritura pictográfica precolombina. Hunahpú es también el nombre del vigésimo día del calendario quiché, el día más venerado de los antiguos, equivalente al maya Ahau, señor o jefe, y al náhualt Xóchitl, flor y sol, símbolo del dios sol o Tonatiuh. Ixpiyaco e Ixmucané, el viejo y la vieja (en maya ixnuc es vieja), equivalentes de los dioses mexicanos Cipactonal y Oxomoco, los sabios que según la leyenda tolteca inventaron la astrología judiciaria y compusieron la cuenta de los tiempos, o sea el calendario.
Caracteres Generales de la obra:
Aspecto Religioso:
 Cosmogónico: Presentación de la creación del universo.
Teogónico: Jerarquización de dioses, sistema de divinidades de acuerdo a elementos de la naturaleza.
Teológico: Detalla la religión maya politeísta sus creencias, ritos, ofrendas, Mitológico: Explicación de hechos naturales mediante mitos.
Aspecto Histórico-social: Narra la vida de las tribus y sus migraciones, o instituciones, costumbres, formas de vida y luchas.
Aspecto Ético:Concepción de valores espirituales que cohesionaban al grupo. 
ACTIVIDADES:
.- LEER CUIDADOSAMENTE EL TEMA  N° 3   Y REDACTAR POR LO MENOS 15 CARACTERÍSTICAS DE  LA LITERATURA PRECOLOMBINA.
.- PRESENTARLAS POR ESCRITO, EN UN INFORME.



C.B.N. Creación Ureña. Primer Semestre. Lengua y Literatura.
Prof. Sulimar Escalante.
Tema n° 4  La Cuentística de Horacio Quiroga
Por influencia de Edgar Allan Poe, Horacio Quiroga perfecciona el cuento fantástico en América. Aprende a especular sobre el tema de la crueldad y el terror, crea personajes de psicología enfermiza que actúan en un clima de misterio.
Los hermanos Grimm observaron muchas semejanzas entre los cuentos europeos y los de otros continentes.
La mayor parte de los eruditos del siglo XIX se centró en detallar estas semejanzas, pero, en general, ignoró el extenso acervo de los folclores africano, oceánico y de los indios americanos, que existían al margen de la tradición indoeuropea, e investigaron sólo en aquellas partes del mundo que creyeron las más importantes. Así, los hermanos Grimm postularon un origen común de los cuentos tradicionales.
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Análisis Contextual
En general, los principales tipos de cuentos tradicionales, los mitos (
Mitología), las leyendas y los cuentos fantásticos, se intercambian entre sí y se refieren a cualquier tipo de narración ficticia producto de la imaginación que por lo común implica falsedad o inverosimilitud. Sin embargo, para los eruditos del folclore cada uno de estos tres tipos representa una forma característica de cuento tradicional. Otros tipos son los cuentos de animales y fábulas, las patrañas o relatos fantásticos, las anécdotas y chistes, un grupo formado por cuentos de fórmula (como los cuentos de nunca acabar) y fábulas cantadas, cuya narración incluye canciones o rimas. Los seres humanos siempre han sido contadores de cuentos y, allí donde no tenían una Biblia , libros de historia, novelas o relatos, han formado a las generaciones más jóvenes con historias conservadas en su memoria.
Biografía  de  Quiroga, Horacio (1878-1937), escritor uruguayo, nacido en Salto y muerto por suicidio en Buenos Aires. Deportista y aficionado a las ciencias, funda la tertulia de "Los tres mosqueteros" y se inicia en las letras bajo el patrocinio de Leopoldo Lugones. Viaja a París en 1900 y hace una breve experiencia de la bohemia pobre. La mayor parte de su carrera transcurre en Argentina, donde llega a ser muy leído por sus cuentos publicados en revistas y recogidos en libro. Ejerce empleos consulares y la crítica de cine, y pasa largas temporadas en el medio rural de Misiones, en la frontera argentino-paraguayo-brasileña, ambiente del que tomará temas para sus narraciones.

Su carrera se abre en la poesía, dentro del ámbito del modernismo, con Los arrecifes de coral (1901), obra sin mayor consecuencia. Una vida dramática, siempre cercana a la estrechez económica, matrimonios conflictivos, experiencias con el hachís y el cloroformo y el constante cerco del suicidio, alimentan su tarea cuentista, una de las más importantes de América. No le son ajenas las influencias de
Rudyard Kipling, Joseph Conrad y, sobre todo, el magisterio de Edgar Allan Poe, por las atmósfera de alucinación, crimen, locura y estados delirantes que pueblan sus narraciones.
En 1897 hace sus primeras colaboraciones en medios periodísticos. En 1900 viaja a París.
En 1902 mata accidentalmente, con una pistola, a su amigo Federico Ferrando. Se muda a Buenos Aires, Argentina.
En 1903 trabaja como profesor de castellano y acompaña, como fotógrafo, a Leopoldo Lugones en una expedición a la provincia de Misiones. En 1906 publica su relato Los perseguidos, un adelanto de lo que después se conocería como literatura psicológica.
En 1909 se casa con Ana María Cirés y se van a vivir a San Ignacio. En 1911 es nombrado juez de Paz. En 1915 se suicida su mujer. Regresa a Buenos Aires en 1916.
En 1917 publica Cuentos de amor de locura y de muerte y en 1919, Cuentos de la selva , libro escrito para sus hijos.
En 1927 se casa con María Bravo. En 1932 se traslada a Misiones. En 1936 su mujer lo deja y vuelve a Buenos Aires.
El 19 de febrero de 1937, aparece muerto por ingestión de cianuro poco después de enterarse que sufre de cáncer gástrico.

La cuentística de Quiroga a veces se remonta a escenas de la vida prehistórica en ella mezcla, con extraña astucia, personajes humanos y animales que hablan, como en las fábulas clásicas, pero estableciendo una sutil frontera entre la vida natural y la civilización. Sus figuras de pioneros, de europeos abandonados en los confines de la selva, de cansados de la vida y de empresarios alocados, crean un mundo de irrepetible de personalidades.
Sus temas son: relatos, amor, horror, crueldad, muerte, problemática social y naturaleza. Horacio Quiroga considera en su decálogo del perfecto cuentista los siguientes mandamientos
1. Creer en un maestro (Poe, maupassant) como en Dios mismo.
2. Creer que su arte es una cima inaccesible.
3. Resistir la imitación.
4. Fe ciega en la capacidad par el triunfo.
5. No empezar a escribir sin saber adónde se va.
6. Ser dueño de sus propias palabras.
7. No adjetivar sin necesidad.
8. Llevar a los personajes de la mano hasta el final.
9. No escribir bajo la emoción.
10. No pensar en los amigos ni en la impresión que causará la historia.

En sus comienzos recibe influencia de los
modernistas.
De Maupassant recibe la habilidad para crear expectativa en el lector. En algunos relatos como: La gallina degollada.
De Kipling toma la inspiración por los temas de la naturaleza y la selva. Para él es una vivencia intensa. También recibe influencia del ruso Dostoievsky y de
Balzac.
El tema del amor es frecuente en relatos como: Historia de amor turbio (1908), Pasado amor (1929).
El tema del horror y la crueldad asociado a la muerte es típico en su cuentística como en: Las sacrificadas (1929), Los desterrados (1926), El crimen de otro (1904), Cuentos de amor, de locura y de muerte (1917).
La problemática social lo atormenta, el cómo los hombres luchan en permanente drama con la vida. Se ve en Suelo natal (libro de lectura para niños, en colaboración con Leonard Glusberg) y Más allá (1935).
La lucha con la naturaleza y sus dimensiones se viven en obras como: Cuentos de la selva (1918), El salvaje (1920), Anaconda (1921), El desierto (1924).
Actividad:        Responder las siguientes interrogantes:
1.- ¿La Cuentística de Quiroga, de quien recibe influencia?
2.- Escribe 10 características de las Obras de Horacio Quiroga
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Tema n° 5   Realismo Mágico    

Muchos autores y críticos dicen que la magia existe en la historia y la herencia de latinoamérica y que no tienen que buscar afuera de la cultura para encontrar eventos y cosas fantásticas. El realismo mágico es un vehículo para avanzar entre la historia precolombiana, las raíces indígenas y la diversidad de latinoamerica hoy en día. Parece que una de las funciones principales de realismo mágico en la sociedad latina es crear una identidad nacional.

Análisis Contextual:   En medio de este proceso la crítica conoce nuevos nombres: Alejo Carpentier, Jorge Luis Borges, Miguel Angel Asturias y Juan Rulfo entre otros. En la década de los 60 hacen su aparición escritores como Gabriel García Márquez y Mario Vargas Llosa, y consolidan la literatura latinoamericana en el ámbito cultural mundial. Sus aportes literarios se relacionan con los elementos de originalidad que ofrece el Realismo Mágico.
La aparición del término Realismo Mágico está ubicada entre los años 1920-1930 y se atribuye a la crítica al momento de definir los trabajos de los pintores germanos de la postguerra. La temática y los elementos de las obras de estos artistas, sucesores al Postexpresionismo, se caracterizaban por ser imaginarios, fantásticos e irreales. Paulatinamente, la nueva corriente se extendió a otros países de Europa; Holanda, Italia y Francia, cruzando finalmente el Atlántico y arribando a Estados Unidos.
Hacia los años 40 el Museo de Arte Moderno de Nueva York ofreció la exposición Realistas americanos y realistas mágicos. En esa misma década es cuando los críticos de literatura recurren al nombre de Realismo Mágico para definir el estilo narrativo de algunos autores.

Biografía:  Asturias, Miguel Ángel (1899-1974), autor, diplomático y premio Nobel guatemalteco, nacido en Ciudad de Guatemala. Estudió Derecho en universidades de su país y Antropología en la Sorbona de París, ciudad en la que recibió la influencia del poeta surrealista francés André Breton. En 1942 fue elegido diputado en su país y, a partir de 1946, fue embajador en México, Argentina y El Salvador, hasta que, en 1954, se exilió de Guatemala. Posteriormente, fue embajador en Francia, entre 1966 y 1970. Sus poemas y novelas, de contenido fuertemente antiimperialista, le valieron el Premio Lenin de la Paz en 1966 y el Premio Nobel de Literatura en 1967. La muerte le sobrevino, tras una penosa enfermedad, en 1974, cuando se encontraba en Madrid.
En su obra, al igual que en la del escritor cubano Alejo Carpentier, el mito se hace presente, pero a diferencia del cubano, organiza sus novelas en torno a los mitos precolombinos.
Su primera obra Leyendas de Guatemala (1930) es una colección de cuentos y leyendas mayas.
La novela que le ha dado fama internacional es El señor Presidente (1946) en la que traza el retrato de un dictador de una manera caricaturesca y esperpéntica pero siguiendo una estructura regida por la lucha entre las fuerzas de la luz (el Bien, el pueblo) y las fuerzas de las tinieblas (el Mal, el dictador).
Es también un libro de protesta militante dedicado a la descripción de un régimen dictatorial en términos de terror, maldad y muerte. En las cuatro cadenas de episodios que integran la trama predominan el miedo y la crueldad. Este tema mítico vuelve a aparecer en Hombres de maíz ( 1949) aunque ahora la luz está representada por los indígenas y las tinieblas por los hombres de maíz, los colonizadores que llegan a explotar las tierras de los campesinos en beneficio propio. En esta obra, Asturias logra hermanar armoniosamente lo mítico-maravilloso con la dura realidad de la vida indígena. Después escribió novelas y relatos entre las que destaca la trilogía formada por Viento fuerte (1950), El Papa verde (1954) y Los ojos de los enterrados (1960). Otras novelas son Mulata de tal (1963), Malandrón (1969) y Viernes de Dolores (1972). Su producción teatral es poco conocida y trata más o menos los mismos temas, como Chantaje o Dique seco ambas de 1964. Su novela Viento fuerte fue citada en el discurso de entrega del Premio Nobel, que le fue concedido por "sus coloridos escritos profundamente arraigados en la individualidad nacional y en las tradiciones indígenas de América".

El Realismo Mágico y Latinoamérica:  En la literatura, el Realismo Mágico es un género en el que el autor combina elementos fantásticos y fabulosos con el mundo real, creando un equilibrio entre una atmósfera mágica y la cotidianidad, quebrantando las fronteras entre lo real y lo irreal, ubicando cada uno de estos en el lugar del otro.

El Realismo Mágico presenta lo real como maravilloso y viceversa, planteando como un suceso común, tanto para el lector como para los personajes de la obra, escenas y hechos fabulosos, mientras que brinda a su vez un carácter fantástico e irreal a actos de la vida común.
Desde mediados del siglo XX, la narrativa latinoamericana amplía su perspectiva más allá de la naturaleza, los indígenas y demás temas comunes de la novela realista. Revoluciones culturales y políticas, un amplio apego a la superstición, regímenes autoritaristas y demás procesos locales se combinaron con las vanguardias europeas, el psicoanálisis y las principales inquietudes del mundo entero sobre los problemas humanos y existenciales, ofreciendo a la pluma latinoamericana un escenario ideal para impulsar el Realismo Mágico en la literatura, convirtiéndolo en una senda hacia la consolidación de una identidad regional.
Definición:  Hay un montón de perspectivas sobre la definición del realismo mágico. El realismo mágico trata de ofuscar, borrar y juntarse las fronteras entre la mente y el cuerpo, el espíritu y lo material, la vida y la muerte, lo real y lo imaginario, el yo y los otros y el hombre y la mujer. Esto es a lo que nos referimos cuando decimos que el realismo mágico es una herramienta política dentro de la literatura latinoamericana.
En la literatura latinoamericana ocupa un lugar primordial. Con la producción de autores como, Onneti, Borges y Rulfo, forma parte de esta promoción de autores de alta calidad que escribieron sus textos en los años veinte, treinta, cuarenta, cincuenta, y sentaron las bases para el gran desarrollo de narrativa latinoamericana posterior. Concretamente, creo que Asturias, por una parte, manejó con gran destreza lo real maravilloso, sobre todo en Hombres de maíz, y por otra parte, asimiló los influjos de la vanguardia, sobre todo el surrealismo. Y todo esto lo fusionó con el gran conocimiento práctico y teórico que tenía de Guatemala, más su fecunda imaginación, y con esos ingredientes elaboró una síntesis que dio como resultado obras fundamentales en el desarrollo de la narrativa de Latinoamérica. En el caso de Guatemala, no se podría hablar de literatura guatemalteca sin hablar de Asturias. No quiere decir ésto que sea la figura única de valor guatemalteca, pero sí que es la figura más universal, no sólo por la calidad de su obra, sino por la variedad de géneros que produjo. Fue al mismo tiempo novelista, cuentista, poeta, ensayista, periodista, autor dramático, y eso ya nos da un cuadro bastante completo, y en todos los aspectos logró productos de alta calidad. En lo interno de nuestro país, la producción de Asturias fue como un jalón y un impulso que, como es comprensible, generó en algunos autores una especie de imitación ¡negativa. Algunos autores se dedicaron a escribir como Asturias.
Asturias concedió mucha importancia a los asuntos, los temas y los personajes de carácter local. Lo consideran localista. Hombres de maíz y Leyendas de Guatemala, tienen rasgos peculiares de la cultura popular guatemalteca y, en general, de la vida nacional, factores necesarios para explicarnos el desarrollo de Guatemala y el desarrollo de nuestras letras.
Otro eje es el de la gran importancia que Asturias concede a los elementos populares: personajes, ambientes, formas de vida, de lo que llamamos folclore, o, más acertadamente, cultura popular tradicional. Muestra gran sensibilidad hacia el hombre, sobre todo hacia el hombre guatemalteco, su gran sensibilidad hacia el hombre de Guatemala.
Y en tercer lugar, si no en todas sus obras, en buen número de ellas, el haber logrado superar la literatura meramente de compromiso y haber logrado un corpus que enuncia la problemática social de Guatemala . El señor presidente es una obra que sigue siendo vigente. Una obra con valor permanente.
El Señor Presidente de Miguel A. Asturias.
Descripción de la obra: la obra es densa y con notable riqueza estilística y léxica del autor, El empleo profuso de localismos  hace su lectura difícil en ocasiones - incluso al final se incluye un glosario de términos. La narración tiene por objeto la descripción y denuncia de la dictadura de Estrada Cabrera, sanguinario dictador guatemalteco de la primera mitad del siglo XX, y, por extensión, de todas las dictaduras latinoamericanas: sus arbitrariedades, su atropello de los derechos humanos y civiles, sus abusos consustanciales. El elenco de personajes que crea la capacidad fabuladora de Asturias va desde el propio presidente, paradigma de alcohólico inútil y caprichoso, hasta los mendigos más despreciables, puesto que a su condición de penuria física hay que añadir su deslealtad, inexistente integridad moral y aberrante incuria. El relato es devastador y fascinante, lo cual no obsta para que Asturias siembre con este libro la semilla del fecundo realismo mágico posterior. La prosa y el estilo rozan la lírica más sublime, con hallazgos expresivos bellísimos. Metáforas e imágenes se confabulan para sorprendernos casi en cada línea. He aquí algunos ejemplos de lo que menciono:
  • "...La luna entraba y salía de los nichos flotantes de las nubes. La calle rodaba como un río de huesos blancos bajo puentes de sombra. Por momentos se borraba todo, pátina de reliquia antigua. Por momentos reaparecía realzado en algodón de oro..."
  • "...Amanecía. Araucarias inaccesibles, telarañas verdes para cazar estrellas fugaces. Nubes de primera comunión. Pitos de locomotoras extranjeras..."
  • "...En el mar entraban los ríos como bigotes de gato en taza de leche. La sombra licuada de los árboles, el peso de los lagartos cachondos, la calentura de los vidrios palúdicos, el llanto molido, todo iba a dar al mar..."
"...El tren arrancó poco a poco. Un terroncito de alba se mojaba en el azul del mar. De entre las sombras fueron surgiendo las casas de paja del poblado, las montañas lejanas, las embarcaciones míseras del comercio costero y el edificio de la Comandancia, cajita de fósforos con grillos vestidos de tropa..."

 Actividad:
Realizar un resumen en donde se defina el realismo mágico, su temática, principales obras y autores, definir lo que es  metáfora y  escribir varios ejemplos




C.B.N. Creación Ureña. Primer Semestre. Lengua y Literatura.
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Tema n° 6    Cien años de soledad de Gabriel García Márquez


Análisis Contextual:
Cien años de soledad escrita por Gabriel García Márquez “El Gabo” en 1967, narra en tono épico la historia de una familia colombiana, en la cual se pueden rastrear las influencias estilísticas del novelista estadounidense
William Faulkner.
Con Cien años de Soledad García Márquez ha despertado admiración en numerosos países occidentales por la personalísima mezcla de realidad y fantasía que lleva a cabo en sus obras narrativas, situadas siempre en Macondo, una imaginaria ciudad de su país.

Melquíades compone la historia de Macondo y sus habitantes. Lo que estamos leyendo, al leer la novela, no es más que ese pergamino en el que el gitano escribió la historia; sólo que esto recién lo sabemos en el desenlace de la obra. Cuando acaba nuestra lectura, acaba también Macondo. Como lectores, asistimos a la fundación de Macondo, a los orígenes de ese pueblo; también somos testigos de su evolución y finalmente de su destrucción. Con el desarrollo de la vida en Macondo, también conocemos el origen y evolución de su lenguaje, que resume la historia de todo lenguaje humano.

En Cien años de soledad aparecen varios puntos de vista respecto a un mismo hecho histórico: Empieza la leyenda con la ubicación del coronel Aureliano Buendía. Informaciones simultáneas y contradictorias lo declaraban victorioso en Villanueva, derrotado en Guacamayal, devorado por los indios Motilones, muerto en una aldea de la ciénaga y otra vez sublevado en Urumita.

Del mismo modo, dos puntos de vista se proyectan sobre los acontecimientos sucedidos en Macondo durante la guerra civil: la versión de la masacre contada por José Arcadio Segundo y la versión oficial de los hechos, según la cual no hubo muertos, son dos relatos que niegan la posibilidad de la historia como hecho unitario. La versión oficial, mil veces repetida y machacada en todo el país terminó por imponerse: no hubo muertos, los trabajadores satisfechos habían vuelto con sus familias, y la compañía bananera suspendía actividades mientras pasaba la lluvia.

[...] Era todavía la búsqueda y el exterminio de los malhechores, asesinos, incendiarios y revoltosos del Decreto Número Cuatro, pero los militares lo negaban a los propios parientes de sus víctimas, que desbordaban la oficina de los comandantes en busca de noticias. "Seguro que fue un sueño", insistían los oficiales.
Para la versión oficial, la que con el tiempo será considerada la verdadera historia, en Macondo no ha pasado nada, ni está pasando ni pasará nunca. Éste es un pueblo feliz. Así consumaron el exterminio de los jefes sindicales.

La Historia:
José Arcadio Buendía, siendo joven, acompañado por sus hombres, con mujeres, niños y animales, atravesó la sierra buscando una salida al mar, y al cabo de veintiséis meses desistieron de la empresa y fundaron a Macondo para no tener que emprender el camino de regreso. Al comienzo, era una aldea en la que no se mandaba con papeles; cuando Don Apolinar Moscote mostró el papel en el que había sido nombrado corregidor del pueblo, José Arcadio Buendía le dijo: En este pueblo no mandamos con papeles. Vemos la fase primitiva de Macondo, en la que hay predominio de la oralidad; luego, veremos la importancia de la lengua escrita.

En la fase primitiva de Macondo, en los orígenes de este pueblo, nos encontramos con sus fundadores y primeros habitantes que se enfrentan a la exigencia de nominar lo que contemplan por primera vez y recurren al señalamiento. El mundo era tan reciente, que muchas cosas carecían de nombre, y para mencionarlas había que señalarlas con el dedo. Macondo era por entonces un pueblo muy reciente; el narrador subraya que un pueblo sin muertos, es un pueblo sin pasado. Y Macondo era, al comienzo, un pueblo sin cementerio. Así como Macondo empieza a tener existencia a partir de su fundación, también hay un hecho fundante que da existencia a este pueblo en el mundo de los muertos:
[...] porque Macondo fue un pueblo desconocido para los muertos hasta que llegó Melquíades y lo señaló con un puntito negro en los abigarrados mapas de la muerte.
En el segundo capítulo de la novela, José Arcadio (segunda generación) se va con los gitanos que año tras año llevaban sus inventos a Macondo. Úrsula inmediatamente corre tras los pasos de su hijo; cuando José Arcadio Buendía (padre) advierte la ausencia de su esposa, reúne a un grupo de hombres y parten en pos de Úrsula:

Unos pescadores indígenas, cuya lengua desconocían, les indicaron por señas al amanecer que no habían visto pasar a nadie. Entre las grandes novedades que distintos grupos de gitanos llevaban a Macondo, apareció el hielo como el gran invento de nuestro tiempo. Los macondinos pagaban cinco reales para tocarlo y sentirse frente a lo sagrado.

La historia de Macondo en unos manuscritos es un objeto de estudio; lo vemos claramente en el arduo trabajo de desciframiento que lleva a cabo Aureliano Babilonia. Aureliano ocupaba todas sus mañanas en descifrar los pergaminos; se había convertido en un hombre encastillado en la realidad escrita.

Úrsula expresó alguna vez a José Arcadio: En vez de andar pensando en tus alocadas novelerías, debes ocuparte de tus hijos —replicó—. Míralos cómo están, abandonados a la buena de Dios, igual que los burros. José Arcadio Buendía tomó al pie de la letra las palabras de su mujer. Miró a través de la ventana y vio a los dos niños descalzos en la huerta soleada, y tuvo la impresión de que sólo en aquel instante habían empezado a existir, concebidos por el conjuro de Úrsula.

José Arcadio Buendía, absorbido por los inventos de los gitanos y fascinado de tal modo por los mismos, convertido en experimentador, se había olvidado de la realidad que lo circundaba. Él era sólo para sus inventos. Incluso había dejado de ocuparse de sus propios hijos; en cierto modo, habían dejado de existir para él. El conjuro de Úrsula es la expresión que emplea el narrador como sinónimo de "las palabras de Úrsula"; a partir de éstas, en el instante en que son pronunciadas, los hijos empiezan a existir para su padre.

En la historia de la familia Buendía es interesante destacar la explicación la genealogía de los nombres. En la larga historia de la familia, la tenaz repetición de los nombres le había permitido sacar conclusiones que le parecían terminantes. Mientras los Aurelianos eran retraídos, pero de mentalidad lúcida, los José Arcadio eran impulsivos y emprendedores, pero estaban marcados por un signo trágico. La historia de la familia Buendía es una historia de repeticiones. Los nombres Aureliano y José Arcadio reiterados nos hablan del eterno retorno. Los personajes, designados con los nombres de otros, adquieren rasgos de personalidad de sus antecesores. Esta agrupación por clases (los Aurelianos y los Arcadios) define el carácter de los personajes y marca sus destinos.

Cuando Aureliano, el primer ser humano que nació en Macondo , tenía tres años, entró a la cocina y sorprendió a su madre diciendo:
se va a caer. La olla estaba bien puesta en el centro de la mesa, pero tan pronto como el niño hizo el anuncio, inició un movimiento irregular irrevocable hacia el borde, como impulsada por un dinamismo interior, y se despedazó en el suelo. El presagio de Aureliano no se quedó en las palabras; dentro del plano de lo real imaginario también aparecen episodios en los que claramente la palabra determina la realidad.

Aquí son los presagios de Aureliano los que se convierten en hechos. Otras palabras proféticas de Aureliano se constituyen en centro de episodios importantes.
El coronel Aureliano Buendía, después de ocho meses de haber partido, le escribió a su madre Úrsula. Dentro del sobre lacrado que le envió por medio de un emisario, había un papel escrito con una caligrafía preciosista que decía: Cuiden mucho a papá porque se va a morir. Entonces entraron al cuarto de José Arcadio Buendía, lo sacudieron con todas sus fuerzas, le gritaron al oído, le pusieron un espejo frente a las fosas nasales, pero no pudieron despertarlo.

La peste del insomnio y del olvido. Los macondinos habían contraído esta enfermedad; hasta los niños permanecían despiertos sin poder, como el resto de los habitantes del pueblo, conciliar el sueño de modo alguno. Tiempo después nadie volvió a preocuparse por la inútil costumbre de dormir.
[...] lo más temible de la enfermedad del insomnio no era la imposibilidad de dormir, pues el cuerpo no sentía cansancio alguno, sino su inexorable evolución hacia una manifestación más crítica: el olvido [...] empezaban a borrarse de su memoria los recuerdos de la infancia, luego el nombre y la noción de las cosas, y por último la identidad de las personas y aun la conciencia del propio ser, hasta hundirse en una especie de idiotez sin pasado.
Aureliano fue quien descubrió la fórmula que los defendería de las evasiones de la memoria: marcar cada cosa con su nombre fue el modo de no olvidar la realidad. Con un hisopo entintado marcó cada cosa con su nombre: mesa, silla, reloj, puerta, pared, cama, cacerola. Fue al corral y marcó los animales y las plantas: vaca, chivo, puerco, gallina, yuca, malanga, guineo.
Poco a poco, estudiando las infinitas posibilidades del olvido, se dio cuenta de que podía llegar un día en que se reconocieran las cosas por sus inscripciones, pero no se recordara su utilidad. El letrero que colgó en la cerviz de la vaca era una muestra ejemplar de la forma en que los habitantes de Macondo estaban dispuestos a luchar contra el olvido: Esta es la vaca, hay que ordeñarla todas las mañanas para que produzca leche y a la leche hay que hervirla para mezclarla con el café y hacer café con leche.
Así continuaron viviendo en una realidad escurridiza, momentáneamente  capturada por las palabras, pero que había de fugarse sin remedio cuando olvidaran los valores de la letra escrita.
Entre los carteles que habían invadido Macondo, uno decía Dios existe. Todo lo que pudiera ser apresado por las palabras se convertía inmediatamente en una realidad. La comprobación de su existencia era la posibilidad de ser expresado por el lenguaje. Este episodio, cuyo origen es la llegada al pueblo de Visitación, una india guajira, y de su hermano, quienes huían de una peste de insomnio que flagelaba a su tribu desde hacía varios años, transformó a Macondo durante el tiempo que duró la peste. La primera que manifestó los síntomas de la enfermedad fue Rebeca, con sus : ojos alumbrados como los de un gato en la oscuridad.
Es éste uno de los hechos más significativos en cuanto a la relación entre las palabras y las cosas. La pérdida de la palabra es la pérdida de la memoria y del pasado.
La peste del olvido nos presenta a un narrador que frente al suceso acentúa la idea de una estrecha dependencia de la realidad con respecto al lenguaje; la idea de que las cosas y sus utilidades están representadas por las palabras que las nombran aparece en todo su esplendor, es llevada al extremo.
Lo milagroso:
Cansado de predicar en el desierto, el padre Nicanor [...]. Suplicó tanto que perdió la voz [...]. Cantó los evangelios con voz lacerada por la súplica. El muchacho que había ayudado a misa le llevó una taza de chocolate espeso y humeante que él se tomó sin respirar. Luego se limpió los labios con un pañuelo que sacó de la manga, extendió los brazos y cerró los ojos. Entonces el padre Nicanor se elevó doce centímetros sobre el nivel del suelo. Fue un recurso convincente.
Lo mítico legendario
García Márquez se apropia de realidades ficticias presentes en otros textos literarios; éstas son absorbidas por Cien años de soledad. Realidades mítico-legendarias que fueron objeto de varias literaturas son también aquí objeto de la novelística del autor colombiano.
Mientras la historia se desarrolla, Melquíades está sentado en el rincón, sentado al escritorio, garabateando signos indescifrables; desde el comienzo de la novela podemos ir descubriendo que Melquíades es el narrador de la historia, la va construyendo desde la palabra. El gitano se pasaba horas y horas garabateando su literatura enigmática. Melquíades es aquel ser prodigioso que decía poseer las claves de Nostradamus; se señala con esta referencia al personaje, el poder de su palabra profética. Melquíades tenía una mirada que parecía conocer el otro lado de las cosas.
¿Qué les pasa a los habitantes de Macondo? En tanto los personajes no descifran los manuscritos de Melquíades, no pueden conocer su identidad (especie condenada a vivir cien años en soledad) ni su destino final (la destrucción). Aureliano Segundo se dio a la tarea de descifrar los manuscritos de Melquíades; pero le fue imposible. Las letras parecían ropas puestas a secar en un alambre, y se asemejaban más a la escritura musical que a la literaria. En una de sus jornadas de trabajo, Aureliano Segundo sintió que no estaba solo en el cuarto. Allí se encontraba Melquíades; desde esa vez se vieron casi todas las tardes. Con respecto a los manuscritos, le explicó que nadie debe conocer su sentido mientras no hayan cumplido cien años.
Aureliano Babilonia, quien sí pudo finalmente traducir los pergaminos, encerrado en su tarea de descifrar los manuscritos, ante una aparición de Melquíades le contó a éste que ya había descubierto en qué lengua estaban escritos: en sánscrito. Aureliano tenía tiempo de aprender el sánscrito en los años que faltaban para que los pergaminos cumplieran un siglo y pudieran ser descifrados.
Aureliano Babilonia, convertido en narratario, ocupó su tiempo en el aprendizaje del sánscrito para llegar a tiempo con la traducción. Después de tres años desde que Santa Sofía de la Piedad le llevara la gramática, consiguió traducir el primer pliego. Pero aún faltaba para lograr comprender esos versos cifrados. Hubo un instante prodigioso en el que encontró las claves del pergamino en el epígrafe que decía: El primero de la estirpe está amarrado en un árbol y al último se lo están comiendo las hormigas. Así comprendió que esos manuscritos que estaba descifrando comprendían la historia de la familia, escrita por Melquíades hasta en sus detalles más triviales, con cien años de anticipación. En el desenlace de la novela se devela la identidad del narrador: Melquíades.
Aureliano Babilonia, convertido en narratario, ocupó su tiempo en el aprendizaje del sánscrito para llegar a tiempo con la traducción. Después de tres años desde que Santa Sofía de la Piedad le llevara la gramática, consiguió traducir el primer pliego. Pero aún faltaba para lograr comprender esos versos cifrados. Hubo un instante prodigioso en el que encontró las claves del pergamino en el epígrafe que decía: El primero de la estirpe está amarrado en un árbol y al último se lo están comiendo las hormigas. Así comprendió que esos manuscritos que estaba descifrando comprendían la historia de la familia, escrita por Melquíades hasta en sus detalles más triviales, con cien años de anticipación. En el desenlace de la novela se devela la identidad del narrador: Melquíades.
La historia de Macondo estaba escrita, las palabras preexistieron a la fundación, desarrollo y destrucción del pueblo. Aureliano Babilonia supo que su destino estaba escrito:
[...] empezó a descifrar el instante que estaba viviendo, descifrándolo a medida que lo vivía, profetizándose a sí mismo en el acto de descifrar la última página de los pergaminos, como si se estuviera viendo en un espejo hablado.
[...] antes de llegar al verso final ya había comprendido que no saldría jamás de ese cuarto, pues estaba previsto que la ciudad de los espejos (o los espejismos) sería arrasada por el viento y desterrada de la memoria de los hombres en el instante en que Aureliano Babilonia acabara de descifrar los pergaminos, y que todo lo escrito en ellos era irrepetible desde siempre y para siempre, porque las estirpes condenadas a cien años de soledad no tenían una segunda oportunidad sobre la tierra".
Biografía:
García Márquez, Gabriel (1928- ), escritor, periodista y premio Nobel colombiano. Nació en Aracataca y se formó inicialmente en el terreno del periodismo. Fue redactor de El Universal, un periódico de Cartagena de Indias durante 1946, de El Heraldo en Barranquilla entre 1948 y 1952, y de El Espectador en Bogotá a partir de 1952. Sus novelas más conocidas son Cien años de soledad (1967), que narra en tono épico la historia de una familia colombiana, y en la cual se pueden rastrear las influencias estilísticas del novelista estadounidense
William Faulkner, y El otoño del patriarca (1975), en torno al poder y la corrupción políticos.
Crónica de una muerte anunciada (1981) es la historia de un asesinato en una pequeña ciudad latinoamericana, mientras que El amor en los tiempos del cólera (1985) es una historia de amor que se desarrolla también en Latinoamérica. El general en su laberinto (1989), por otro lado, es una narración ficticia de los últimos días del revolucionario y hombre de estado Simón Bolívar. También es autor de varios libros de cuentos como La increíble y triste historia de Eréndira y de su abuela la desalmada (1972) o Doce cuentos peregrinos (1992). García Márquez ha despertado admiración en numerosos países occidentales por la personalísima mezcla de realidad y fantasía que lleva a cabo en sus obras narrativas, situadas siempre en Macondo, una imaginaria ciudad de su país. Su última obra publicada, Noticia de un secuestro (1996), es un reportaje novelado sobre el narcoterrorismo colombiano. Recibió el Premio Nobel de Literatura en 1982 y fue formalmente invitado por el gobierno colombiano a regresar a su país, donde ejerció de intermediario entre el gobierno y la guerrilla a comienzos de la década de los ochenta.
Actividad: Responder las siguientes preguntas por escrito y presentarlas en hoja de examen, previamente identificada.
1.- ¿Cómo se llamaba el marido de Úrsula?
2.- Mencione el nombre de las familias de Macondo.
3.- Mencione las obras de Gabriel García Márquez
4.- Cuales  son las principales características de las obras de García Márquez.


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